sábado, 11 de mayo de 2013

Los Artistas del Pueblo - Arte y política en Buenos Aires (1915-1930)



Facio Hebequer - Calle Corriente - Serie Buenos Aires -  1940

Si buscamos el momento en que el arte y la acción político - social comenzaron a vincularse en el desarrollo artístico de nuestro país, debemos remontarnos en el tiempo al siglo XX y sus comienzos. En dicha época se planteaba, desde el campo del arte, el debate entre pintura y escultura y conformación de la identidad nacional. En medio de un espacio donde se buscaba en el paisaje pampeano y provincial y la representación de tipos y costumbres el anclaje del “ser argentino”, un grupo de artistas provenientes de las masas trabajadores encontraron una alternativa a esta solución instituida desde el ámbito académico.

Guillermo Facio Hebequer, Adolfo Bellocq, Abraham Vigo, José Arato y Agustín Riganelli son quienes constituyen en grupo denominado “Los Artistas del Pueblo”, cuyo accionar entre 1915 y 1930 buscó la renovación de los lenguajes plásticos y cuestionó activamente los ámbitos de exhibición, legitimación y circulación del arte.

Abraham Vigo - Fin de jornada - Serie La Quema - 1936
Dos características sirven de punto de partida para la comprensión del arte y las acciones del grupo: por un lado la elección del grabado como técnica artística, por otro su afiliación al anarquismo a nivel político. Habiéndose conocido compartiendo estudios en la Sociedad Estímulo Bellas Artes, aprendieron la técnica del grabado con Pío Collivadino, quien influyó en el grupo con sus obras de temática citadina y de suburbios. Facio tenía su taller instalado en el barrio de La Boca, lo cual los vinculó con los artistas del barrio, como Benito Quinquela Martín y Santiago Stagnaro. Ámbito de inmigrantes, en su mayoría italianos, La Boca era un barrio de conventillos, astilleros, frigoríficos y debates políticos. Las ideas anarquistas y socialistas traídas del Viejo Continente calaban hondo en los trabajadores, cuyas condiciones laborales y de vida eran paupérrimas. La conciencia de que la revolución social era la vía para superar dichas penurias  se expandió gracias a la acción de los sindicalistas en las reuniones de trabajadores. Los artistas mencionados partiparon activamente en este proceso de difusión ideológica a través de sus grabados (litografías, aguafuertes y aguatintas, xilografías). Desde una estética clara y comprensible, representaron a la clase trabajadora, a la cual pertenecían: el hombre trabajador, la mujer sostén de familia, la vida en el conventillo, las reuniones sindicales, el trabajo, los desclasados, el arrabal porteño, fueron los temas que representaron, desde la concepción de que el arte servía como acción directa para mostrar y modificar la realidad, e impulsar a la revolución social que modificaría el régimen del capitalismo.

Adolfo Bellocq - Nocturno en La Boca - 1917
Siguiendo la línea anarquista ideológica, el grupo entendía que la clave de renovación en el arte estaba en considerarlo un trabajo, cuyo actor era el artista trabajador quien, mediante las obras, podía transformar la realidad en la que vivía y concientizar a la sociedad. El oficio del grabado, la ilustración de periódicos de izquierda y la realización de escenografías para las puesta en escena de las obras del Teatro del Pueblo fueron los ámbitos propicios para el anclaje de estas ideas. Y no sólo actuaron desde las obras: formaron parte de la creación de la Sociedad de Artistas Pintores y Escultores (1917) y de la constitución del Salón de los Recusados (1914) y del Salón de Independientes (1918). Estas medidas constituyeron el núcleo de sus acciones directas contra los ámbitos de legitimación y exhibición oficiales, a saber la Academia Nacional de Bellas Artes, el Salón Nacional y la Comisión Nacional de Bellas Artes. Dichos espacios alternativos buscaban ampliar el campo artístico, agrupar a los artistas y posibilitar ámbitos de exposición a artistas que no entraban dentro del circuito instituido y legitimador.

Agustín Riganelli - Madre del Pueblo
Las publicaciones periódicas cuyas páginas ilustraron eran de tirada amplia y circulaban entre los trabajadores. “La Montaña”, “Claridad”, “Los Pensadores” y “Bandera Proletaria” son ejemplos de las mismas, así como también sus obras supieron encontrarse entre los libros de Elías Castelnuovo y  Leónidas Barletta. La vinculación entre el colectivo de artistas y la Editorial Claridad marcó la polémica que se dio en la época entre el Grupo de Boedo y el Grupo de Florida. El primero estaba vinculado con la Editorial Claridad y con intelectuales, escritores y artistas de raigambre proletaria e ideología de izquierda. El Grupo de Florida supo estar conformado por las figuras relacionadas con la publicación “Martín Fierro”, editada entre 1924-1927, como Jorge Luis Borges, Evar Méndez, Oliverio Girondo, Emilio Pettoruti y Xul Solar, entre otros. La dicotomia entre ambos polos se daba a nivel político y a nivel artístico siendo dos fuerzas que, en el período, abogaron por la renovación de los lenguajes plásticos y supieron adentrarse en las discusiones acerca de la Modernidad, el llamado Arte Moderno y su influencia en el campo artístico porteño.

Arato - Sin título
El carácer político y social de los Artistas del Pueblo buscó renovar el campo artístico de nuestro país desde el pueblo mismo, desde su lucha y sus condiciones de vida, lo cual hace del grupo un actor fundamental en el contexto de la época, plagado de contradicciones, luchas sindicales y conflictos sociales que seguirían su curso durante las siguientes décadas del siglo.






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